La lacra de la corrupción en Rumania aún persiste a pesar de que las autoridades de Bucarest han sacado adelante varias reformas en los últimos 18 meses. Las diatribas del presidente hacia los ministros del Gobierno y hacia la justicia han surtido cierto efecto hacia la erradicación de un problema que condena al país balcánico a la pobreza. La Unión Europea ha mostrado parcialmente su satisfacción por las mejoras pero afirman que “los logros son frágiles y que falta un amplio consenso para apoyar las reformas y una voluntad política clara”.
No obstante, y como resalta el análisis de la Comisión, Rumania produce pocas sentencias y casi ninguna condena, además de una lenta burocracia. A todo ello, se une el bloqueo del Parlamento rumano a las investigaciones de antiguos altos cargos por no gestionar correctamente los fondos europeos. El país debe seguir avanzando hacia una normalización de la justicia y de las administraciones. No hay que permitir que unos se envilezcan a costa de otros si ningún mérito. De todas manera, hay que admitir que al menos sigue progresando, no como su vecina Bulgaria, por desgracia.
sábado, 23 de agosto de 2008
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