miércoles, 20 de agosto de 2008

Red de prostitución de Securitate

He decidido rescatar una noticia de la agencia inglesa de noticias Reuters sobre la Securitate que se publicó en enero de 1990, días despúes de la caída del `Conducator´, a fin de conocer mejor el control de los servicios secretos ya no sólo hacia los rumanos sino los extranjeros.


El periodista de Reuters detalla que la policía secreta rumana, la temida Securitate, disponía de una red de prostitución a su servicio para obtener información de los hombres de negocios extranjeros, según se extrae de testimonios de varias prostitutas en Bucarest. Por lo visto, modelos y bailarinas eran reclutadas para conseguir información, siempre con las armas del sexo y el alcohol, y después transmitírsela a la Securitate, según cuenta Elisabeta, una prostituta de 25 años."Las chicas gozaban de la máxima protección por parte de la Securitate y del partido comunista, y tenían garantizada una vida libre de persecuciones policiales", contó Elisabeta, quien llevaba seis años en la profesión y asegura que jamás trabajó para la policía secreta. "Las chicas de la Securitate pasaban información a las empresas rumanas sobre los planes y tácticas de los extranjeros antes de los encuentros", continuó.

Pero también se trataba de un trabajo, no obstante, peligroso para ellas mismas, que eran encarceladas en cuanto caían en desgracia, según cuenta Carmen, de 24 años, que conoció a dos de ellas. Mientras las falsas modelos y bailarinas trabajaban en busca de información, la Securitate reprimió cualquier otro tipo de prostitución. "Si nos pillaban tratando de conseguir a un extranjero nos encarcelaban inmediatamente", dijo Carmen. "Ahora creo que las chicas de la Securitate están en prisión o han desaparecido".

Tras la caída de la represión dictatorial estalinista de Ceausescu, mujeres como Carmen y Elisabeta se sentaron en la barra de un hotel internacional de Bucarest, donde relataron sus testimonios y la represión sufrida en su profesión por tantos años de dictadura. "Ahora somos libres para ejercer", apuntó Daniela, otra compañera. "Estábamos sin comida y teníamos nuestras casas congeladas", aseguró al explicar su inicio en esta profesión. La mayoría de ellas buscaba un marido extranjero para escapar de la dictadura de Nicolae Ceaucescu y, a falta de tal, divisas con las que comprar cosméticos, imposibles en Rumanía, dice Daniela. Ella empezó hace tres años con una tarifa de 150 dólares.

Las tres mujeres rumanas tuvieron que desafiar también la prohibición de contracepción del régimen de Ceaucescu, obsesionado por el crecimiento demográfico de este país de 23 millones de habitantes. "Comprábamos condones a los estudiantes o a los turistas a precios altísimos, o nos los daban los clientes como regalo", concluyó Carmen.

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