
Hay que contemplar las imágenes para comprobar la manera de ganarse las simpatías de los curiosos que, seguramente, más de uno ha intentado aprovecharse para conseguir de él algo más que un abrazo o una foto.
Su actitud deleznable, a juicio de unos, y samaritana, de otros, está provocando estragos en un país en el que más de tres millones (en el país residen más de 22 millones de habitantes) padecen la pobreza. Por ello, este magnate debería quizás de encargarse de mejorar la vida de sus conciudadanos de otra forma mucho más constructiva que repartiendo billetes verdes por su paso.
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